Llegó la bruma y lo hizo como solo ella sabe, aparece así, de repente, y una no se acostumbra del todo.
A mí me sorprende por cómo deja entrever las casas, el mar o el cielo y siento que no puedo apartar la vista de su mirada. Da la sensación que la respiro pero es ella quien me respira a mí, curioso, ¿no te parece?.
De vez en cuando extiendo mis brazos con esa ilusión ilusa de querer coger algún pedacito de su traje para poder guardarlo en un frasco de cristal y así admirarla cada vez que yo quisiera, pero ella no se deja, se escapa, flota voluntariosa de un sitio a otro, atrapa lo que va pasando por su lado y luego lo suelta y sigue, sigue envolviéndolo todo para desenvolverlo después.
Eso es lo maravilloso de la existencia cuando no se depende de nada ni de nadie.
Me gusta la bruma, la que veo desde mi playa, la que quiero tocar y no puedo, la que juega a esconder lo que acaricia sin misterio porque sé que todo permanecerá en el mismo sitio cuando se haya ido, sí, en el mismo sitio pero no de la misma forma pues, por esos instantes que yo decida, su halo travieso habrá confundido tu balcón con el mío, tu puerta con mi puerta o tus flores con mis flores, hasta nuestras miradas se tornarán en colores diferentes porque así es ella cuando aparece, tan bonita, tan curiosa, tan suya que cuando miro al mar ... la vuelvo a ver.
-Dunia Arrocha
"La bruma es tan suya que cuando miro al mar ... la vuelvo a ver"
Hermoso texto cielo!!
ResponderEliminarQué alegría me da que me acompañes en este nuevo proyecto.
EliminarMuchas gracias, mi niña bella.
Mi artesana de letras.