Una tarde de agosto, de camino a casa, te pedí que me esperaras y lo hice con la fuerza que decías que tuviera cuando desease algo, verdaderamente, importante y que para ello, primero tendría que sentir los latidos de mi corazón como si fueran a salirse del pecho y que mi pensamiento se fijara en un punto, daba igual el que fuera, pero debía estar anclado a él.
Yo lo hice y lo hice por unas horas y después por muchos días y así, hasta que mi memoria aprendió a descansar.
Puedo decirte que te esperé vagando por las calles donde, a veces, creí tenerte de frente, o sujeta a las rejas de mi colegio que, ancladas a la tierra, amanecían sin decir tu nombre o si habrías estado allí.
Te esperé con la certeza de un regreso o con la duda de un "puede que mañana...", pero los mañanas se convertían en hoy y los hoy volvían a ser mañana.
No voy a negar que llegué a odiarte porque ¿sabes algo, papá?, hay sentimientos que te atrapan y te envuelven, te llevan hacia el camino de la nada y una se siente perdida, intenta dar sentido a lo que sucede o, simplemente, te vas yendo a no sé dónde y te pierdes cada vez más hasta que el miedo, la irritabilidad, el rencor, la no certeza ... empiezan hacer de las suyas, se apoderan de los pensamientos y no dejan ver lo que una tiene delante, ni lo que hay detrás, lo que se mueve alrededor o lo que te aguarda tras cualquier esquina, y yo me vi sin ti, pequeñita y sin ti, y era todo tan grande que, de repente, tu ausencia se hizo extrañamente lejana y me asusté, me asusté y me escondí.
Tú bien sabes que yo entreabría la puerta para que entrara la luz en mi cuarto y así poder dormir, no sabía lo que tenía la oscuridad pero a mí no me gustaba ... hacías que yo cerrara los ojos imaginando los colores del mar porque según tú, al mar también le gustaba cambiar de traje para que la Luna se fijara en él, sí, se fijara en él pero, en esos momentos, jamás se me habría ocurrido preguntar qué hubiese hecho el mar si lo atrapara la noche o qué tendría que haber hecho yo cuando me sintiese atrapada por ella ... ¿Cerrar los ojos o mantenerlos abiertos?
Hubieron días en los que llegué a pensar que todo era fruto de un guion escrito por alguien que pasaba por ahí y se sintió con la necesidad de orquestar las vidas de otros, solo para saber lo que se sentía, absurdo ¿no?, pero ¿ qué quieres qué te diga ?, eran momentos en los que podía encontrar sosiego, solo que duraban poco, tan poquito que te llamaba hasta cansarme, eso sí, siempre lo hacía sin dejar de anclar mi pensamiento en ese punto fijo del que me hablabas.
¿Te cuento algo? ...
Siento que hoy ya no me ahoga tanto el que me palpite el corazón y que, de vez en cuando, ese punto de anclaje va yendo de un lugar a otro y me va mostrando nuevos senderos. Aún sigo viendo el mar intentando enamorar a la Luna y me imagino que eres tú quien haces reflejar las estrellas en él, puede que sus destinos sean seguir amándose pero sin estar unidos o tal vez, la magia esté en verse cada noche, no lo sé, de lo que sí estoy segura es que un día, no sé cuándo, sus almas volarán juntos con el sonido de las olas.
-Dunia Arrocha
"La vida es como un cielo que te mira, y puede hacerlo de frente, vestida de un color que a ti no te gusta o puede mirarte de reojo con los colores más hermosos que hayas podido ver. Lo verdaderamente importante es no perderte en ese cielo, da igual el tiempo que lleves contigo una luz prendida"
Que bonito
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn placer tenerte aquí.
Que preciosidad mi querida amiga, entre sueño y realidad siempre hay una historia que conmueve como las que se tu pluma salen, y además haces pensar, reflexionar porque son lecciones de.vida.
ResponderEliminarAbrazo enorme.
Qué gusto saber esos pensamientos sobre mis letras.
EliminarSi supieras las lecciones que aprendo yo de ustedes.
Gracias, siempre gracias.
¡Precioso! tu pluma vuelca tu ser sin dirimir entre las fronteras del pretérito que nos ocupa. Abrazo enorme. María José
ResponderEliminarMi querida niña, ojalá me hubiesen otorgado el don de esa pluma que tú me hablas, y aunque a ti te lo parezca, yo sé, desde el fondo de mi alma que mis letras son de un lápiz, de ese que te encuentras en casa porque así es esta nueva yo ... un lápiz de andar por casa.
EliminarGracias por verme como ves.
Un abrazo enorme, poeta.