Hay lugares que llegan a mí como libros

Sé que hay lugares que llegan a mí como libros, uno de ellos fue mi cuarto, en él había una ventana que cuando la abría daba al cielo, a mí me confortaba cada noche cuando veía las estrellas, a veces me imaginaba lo maravilloso que podría ser si yo pudiera alcanzarlas, la de cosas que haría, y la de cosas que no tendría que hacer ...  no me subiría a una silla para limpiar los cristales de la casa, ni contaría por cientos de veces los cincuenta y nueve escalones que habían desde mi puerta hasta llegar a la azotea para poder tender la ropa o esperar, si hacía viento, a que se secara y recogerla; tampoco iría a por el pan, a por las naranjas, a por las papas, a por el agua o a por lo que se les olvidaban decirme y así, no pasaría por el mismo camino una y otra vez.

Me aburría la acera por la que tenía que andar, me aburría la carretera que había que cruzar y me aburría la misma cara que me decía eso de: "¿Otra vez, mi niña?.  Tienes que saber  anotar la compra en un papel, puede que de esa manera lo recuerdes mejor."  Como si esas palabras solucionaran todo, pues no, existen  frases bien intencionadas que te van destruyendo de a poquito hasta que empiezas a contar lo que está pasando en tu interior -y no te atreves a decir- a una amiga que no ves pero sabes que está y te escucha.

Con el tiempo supe que casi todos los niños tenían amigos imaginarios y dejé de preocuparme por mi cordura. 

Amaba a mi ventana, pero más amaba lo que me dejaba ver. Una noche empezó a chispear, eran como gotas del rocío o eso quise creer, cerré mis ojos y dejé que hicieran un lugar en mi rostro, sentí esa delicadeza y ternura que te hace parecer que suaviza los acordes de unas notas florales pudiendo ver el verde en ellas, o como si tuvieran la capacidad de contener el agua en estado de vapor sobre mi cara que, por momentos, se transformaba en campos de girasoles o de lavanda y respiré, respiré y olvidé, olvidé los cristales por limpiar, la ropa que tender, la compra sin el papel de anotar y esa acera gris por la que anduve hasta que mis pies pudieron volar hacia las estrellas. 


"A veces una tiene que inventarse la niñez y no lo digo para que cause un sentimiento de tristeza, al contrario, lo hago con la intención de hacer entender que de una maleta desgastada se puede hacer unas hermosas fundas de libros, un broche para un diario, una caja para tus zapatos preferidos y hasta guardar en ella todas las ilusiones y sueños que tengas, ¿te das cuenta?, ni tan siquiera necesitas cerrarla, porque eso tienen las maletas desgastadas, no precisan de cerraduras" 



-Dunia Arrocha




"Sé que los lugares llegan a mí como libros.
 Yo intento entender lo que me dicen, 
es así como voy descubriéndome,
 y sí, empieza a gustarme lo que aprendo" 




11 comentarios:

  1. Qué manera más bonita de contarlo,me vi en ti..Yo tenía un balcón donde me asomaba y miraba también al cielo.Quizá el mismo cielo...Oh,cómo me has hecho volver a mi niña solitaria...Qué bonito la magia que creas al leerte....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sabes esa imagen, Tate, la acabo de sacar desde mi ventana.

      Sabía que lo que ibas a leer te iba a gustar porque mientras lo hacía, te veía al otro lado del muro ... nuestras azoteas.
      Te quiero, amiga.
      Siempre gracias.

      Eliminar
  2. Es muy hermoso lo que has escrito, cielo. Cuando era pequeña , (bueno también siendo adolescente, diantre siempre mientras anduve soltera y tenía esa ventana) me sentaba en la mesilla de mi habitación y apoyaba mi rostro en el frío cristal mirando el cielo estrellado. Y mi mente volaba hasta encontrarse donde deseaba. Aún ahora las pocas veces que salimos a la montaña me sigo perdiendo en esa vía lactea sobre la que camino. Larga vida a nuestra vida, Lavanda me pierde esos campos tan hermosos, ese olor tan especial. Besos cielo, transportate a esos mundos que son los que nos dan realmente vida y energía.

    ResponderEliminar
  3. anterior comentario, soy María José, sigo sin encontrar solución a comentar con mi usuario.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando la vida, por el motivo que sea y a la edad que sea, hace surcos a su antojo a una no le queda más remedio que aprender a jugar con la imaginación. Doy gracias a esa ventana que me llevó a muchos lugares.
      Gracias por acompañarme.
      Gracias por leer conmigo.
      Un abrazo enorme.

      Eliminar
  4. Respuestas
    1. Te estoy muy agradecida por el tiempo que a mis letras.
      Espero que las hayas hecho tuyas.
      Un abrazo enorme.
      Siempre gracias.

      Eliminar
  5. Escribes como un ángel , alegras corazón que habían perdido la sonrisa

    ResponderEliminar
    Respuestas

    1. Sé lo que es perder la sonrisa, sé lo que es intentar recuperarla un día y otro más pero también sé la importancia de las pequeñas batallas y algo me dice que has librado muchas.
      ¿Sabes?, personas como tú hacen que el mundo sea hermoso porque necesita de corazones que recuperen la sonrisa como lo ha hecho el tuyo.
      Te doy las gracias porque eres la razón de que gente como yo siga escribiendo.
      Un abrazo enorme.

      Eliminar
  6. Precioso poema;🕊😇☺🌹

    ResponderEliminar