La Palabra

Quiero y debo escribir
sin odiar a la palabra,
esa a la que grité en una hoja
en mis momentos oscuros.
A la que mastiqué,
sin tragarla,
pues su sabor era
como dolorosas espadas
que se clavaban en mi boca.

La que, a veces,
sonaba tan incoherente
que ni yo misma entendía,
pero sin saber cómo,
volvía a mí
para ser escrita.

Hoy me pregunto,
en el sosiego de mi aprendizaje,
si su deber para mi vida,
era hacerme dormir
derrotada por el dolor,
acompañarme en mis alegrías,
que por desgracia,
fueron pocas
o revolver en mí
para que aprendiera a escuchar
cientos de gritos
de corazones ya cansados,
sin detenerse a pensar
que aún jugaba
la niñez en mi alma.

He de decir
que enseñó a revelarme,
unas veces para amar
y otras, para renunciar
al desamor que se disfraza
de fragantes aromas.

Yo la creí
el nido de los poetas sin alas.
Así la definió mi niñez.

Y en mi caminar
he andado a codazos
entre mis pensamientos y ella.
Entre mis secretos y su descaro.
Entre las horas que han ido envejeciendo
y en su renacer de cada día.

A veces pienso
que en mis versos,
sólo pretendía iluminar
esas sombras que llevo dentro,
pero ahí está observándome,
el inoportuno silencio...

Y es entonces cuando la miro,
y vuelvo a sentir esa incoherencia
que me llena de rabia,
porque vuelvo a caminar
por caminos por donde ya anduve,
aunque en lo más profundo de mi ser
siento que la necesito,
pues es el nido donde crecí.

Es la que ha puesto letra
a mis pensamientos.
La que me enseñó hablar despacio.
La que desenredó laberintos de mi vida.
La que aún sin ser
dio esperanzas a mi nacimiento.
La que siempre volvía...

La que aunque no quiera aprender... ahí estaba.

Posiblemente, en este mismo instante,
me siento menos triste que cuando empecé.

Posiblemente, en este mismo instante,
estoy reconociendo que nada soy sin ella.

Posiblemente, en este mismo instante,
mi pensamiento y la palabra están juntas,
cerrando los ojos, al unísono, por primera vez,
en esa casa mía de la incoherencia.

Puede que nunca
llegue a entender bien
lo que hay entre ella y yo
pero, a veces, los finales
pueden ser el principio de...


Foto extraída de Google

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