con un alma que está siendo castigada
por avatares de la vida
elegidos por la ignorancia.
No se puede amoratar
unos ojos que te hablan
con la mirada,
pues manos fuertes tapan su boca
para que el dolor sentido,
se torne en silencio,
ante cuerpos fornidos vestidos de azul.
Y las lágrimas que recorren
una cara marcada,
es sinónimo
de risas que toleran.
Y los muchos, ante uno,
parecen miles,
aun siendo pequeño el espacio,
donde golpean, arrastran...
y se apoderan de un cuerpo,
porque la mente se pierde
en el calor de unos brazos
de aquella que sueña, inquieta,
que parte de su ser está siendo dañado.
Es entonces cuando las lágrimas de ambos,
mojan una sola almohada.
Es entonces cuando el dolor, ella
intenta hacerlo suyo.
"Duerme mi niño, ya estoy aquí".
Mientras los que visten de azul
pueden que, por un instante,
sólo por un instante,
recuerden que nacieron desnudos
y cuando marchen, partirán así.
Foto extraída de Google |
Muy profundo, dunia, muy profundo.
ResponderEliminarES hermoso mucho y muy profundo,
ResponderEliminarGracias, mi querida Marījose Luque Fernández, por esas palabras, por leer realidades, por sentirlas profundas, por adentrarte, a través de ese poema, un poquito en mí.
EliminarUn abrazo.
Y las lágrimas que recorren
ResponderEliminaruna cara marcada,
es sinónimo
de risas que toleran.
Estremecedor poema, Dunia.
Gracias por compartirlo.
Te sonrío con el Alma.
Gracias a ti por sentir lo que escribo.
EliminarMi alma la recibe con mucho amor.
Un fuerte abrazo.
todos tratamos a veces de hablar pero tu lo plasmas y eso es hermoso.
ResponderEliminarMil gracias, Rafael, mis letras son tus letras.
EliminarUn abrazo, estimado amigo.