las flores, las olas del mar...
Los que gritaron alegrías.
Las hojas en otoño.
Allá quedó desvestida la primavera,
ante la palidez de unos ojos que la lloran
en la infinita tristeza,
donde los sueños no son obligatorios
pero la libertad de amar se siente condenada.
Confieso, que en el mar de mis miedos,
navegó nocturno, el amor rebosante,
pero ya hoy me siento viajera ausente
sosteniendo en mis manos la derrota.
Vagué sobre las ilusiones
sin saber que ellas ya pronunciaban
otro nombre.
No fui nadie, no fui nada...
A dónde se fueron los pájaros,
las flores, las olas del mar...
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