He ido hilvanando palabras en la soledad de mi habitación, unas veces donde los caminos se enredan y el dolor deshoja recuerdos, otras, en el placer de ver la luna asomarse por mi ventana, y así cosí, en silencio, cientos de pensamientos en mi mente que fui guardando en mí hasta que, un día, los dejé volar para que se hicieran letras en un papel; solo ellos sabían la verdad del color de mis rosas o la verdad en el eco de mi voz, y casi sin darme cuenta, fui amontonando hojas en unas carpetas de color roja: Nacieron mis libretas.
Ha pasado mucho tiempo y aún sigo hilvanando palabras, con una diferencia, ahora hago que ellas formen parte vuestra porque, a veces, una aprende a crecer por dentro para extenderse hacia afuera y nada más hermoso que hacerlo acompañada.
Toma asiento y empieza a leer
