estas absurdas guerras que comen al mundo,
donde el pan no es mas que sangre
donde los viajes sin retornos
dejan ausencias.
Donde las voces siguen cayendo
pero el desespero ordena.
Quienes no te esperaban en la otra orilla,
ahora llorarán tu vuelta.
Ya navegaste sobre el mar de la muerte,
dolorosa pena para tanta inocencia.
Sobrecogedora agonía guardaré
en este infierno de para siempre.
Maldigo aquellos que obligaron
a creer en rosas en el cielo,
sin importarles el hierro del hombre
que sólo reparte jardines de agujeros negros,
piedras de desdichas,
pozos solitarios, cuerpos en vertederos...
Y ahí está tú, boca abajo, muerto.
Inmóvil ante la vida,
cuando la vida esperaba de ti movimiento.
No existirá viento que mueva ese día
donde te obligaron a dormir sin sueño.
Ahora abundarán las flores, los llantos,
los lamentos, te cubrirán con mantas de oro,
encumbrarán sus vergüenzas
con una tumba de terciopelo.
Palabras y más palabras...
enmascaradas de críticas y golpes de pecho.
Serás, por unos días, como agua en el desierto.
Pero volverá el mañana
y tú, mi niño sin sueños, seguirás muerto,
tendido sobre la arena con tus zapatos puestos.
Caído de troncos carcomidos,
mojado por olas de amarga espuma,
anclado tu cuerpo... al tiempo.
Foto extraída de Google |
Hoy y ayer han matado
ResponderEliminaral niño que llevamos dentro.
No ha sido un niño más
ha sido el niño, de zapatos puestos.
Sobre una playa mojada
por un mar adentro
sin castillos de arena
ni palas, cubos ni juegos.
-
Eloy peña.
Sentidas palabras...
EliminarOjalá los que no han de olvidar no olviden y los que tenemos que seguir recordando... sigamos...
Que nuestro sentir no se quede en eso...
Hay que usar la palabra para acabar con tanto dolor.
Sí... hagamos castillos de arenas con palas, cubos...
Gracias, Eloy Peña.
Tremenda y triste poesía.
ResponderEliminarNiñito de la playa, se apagó tu luz; pero brillarás en el cielo como la estrella más radiante, eso nunca podrán apagarlo...
De las más tristes de mis elegías...
EliminarGracias por tus palabras Leonardo.
Un fuerte abrazo.
De las más tristes de mis elegías...
EliminarGracias por tus palabras Leonardo.
Un fuerte abrazo.
La inocencia
ResponderEliminarsintió el gélido frío
de la desesperanza...
No supo entender
ese olor a tanto temor.
Le encadenaron
todos sus sueños,
no hubo destino
que le esperó...
Muchos ojos
mirando a otro lado,
muchos rostros
mostrando dolor...
La mar que baña
la blanca arena,
la mar salada
se lo llevó...
Taté