Y mi ignorancia te creyó.

La verdad no mancha los labios de quien la dice, sino la conciencia de quien la oculta.


Cómo pudo resbalar
la mentira de tu boca
con tanta maestría,
haciéndome creer
que te sentías como un águila
sin vuelo alzado,
cansado y solitario
sin el esplendor de la esperanza.

Decías estar ataviado de noches
donde la luna muere oculta y desvestida.
Donde las lanzas del tiempo
hirieron tu corazón
para dejarlo solitario.

Donde decías que la amargura,
cerró la puerta de tu vida
para morir solo.

Y mi ignorancia te creyó.

Llené tus espacios
con aromas de mi esencia.
Enluté mi alma
para que viviera la tuya.
Perdí mi rosa
deshojándola en tus manos.
Encarcelé tu pena
para liberar tu alegría.

Reconozco
que abrí los cajones del tiempo,
para que recuperaras
los besos gastados,
encendiendo la luz en tu rostro
que me hiciste creer perdida.

Y así...
te volviste libre.
Remontaste el vuelo
entre regocijo y alzada cabeza.

Entonces...
atrás dejaste mis lágrimas,
y fuiste a por otra alma,
y la envolviste en tu bondad aparente
hablándole de tus ausencias.
De tus espigas en el camino.
De tus lloros desconsolados.

De tus noches solitarias
que caían sobre ti como piedras.
De esas llaves
que cerraron la felicidad a tu vida.
De tus soledades...

Cómo puede resbalar
la mentira en tu boca,
robando vida a otras vidas.


Foto extraída de Google


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