Te amo despacio...

Te llevo dentro...
te siento deprisa pero te amo despacio
e intento agotar primaveras que me sonríen
imaginando que aún escribes
te quiero en mi piel.

Y en esa acción,
donde mi sombra es serena,
cascadas de pensamientos,
se deslizan por tu cuerpo
bajo nuestro árbol lleno de historias.

Y yo, boca arriba,
tendida bajo esas hojas que me hablan,
veo el correr del cielo
o me entrecruzo entre sus ramas
sin dejar de escuchar nuestros nombres.

Hoy nada es mudo en mí,
aun entrara la tristeza
para cerrar puertas y ventanas
y sacudiera, victoriosa, la mano
con la que escribo.

Hoy florecen rosas nuevas
en esta hoja donde te pienso,
donde la tranquilidad con la que te vivo
sorprende con vivos colores
a aquella que, un día, vestí de invierno.

Hoy de nuevo estoy viva.
Hoy de nuevo me levanto,
sin recordar otoños...
alargaré las primaveras
mientras queden aromas en mis manos...

Hoy me sabes a trigo
a la frescura de un sin fin de piedras
en el río de mi vida.
Y te pienso y me piensas...

Te llevo dentro...
te siento deprisa pero te amo despacio.


Foto extraída de Google

Yo te amo

Yo te amo aun con el corazón húmedo.
Te amo en la última esperanza,
en los regresos de los colores del cielo.
Te amo en los muros y ventanas de las casas.

Yo te amo, en las flores perdidas
o en el viento desbocado de tu pelo.
Te amo en las sombras
que me cubren de soledades.

Te amo en el reloj del tiempo.

Yo te amo cansada, destruida o renaciendo.
Te amo en el transcurso de tus derrotas
o en el transcurso de tus victorias.
Te amo en las melodías
o en el absurdo del silencio.

Yo te amo en un cuerpo errante.
En la resurrección de cada día.
En la esencia del amor sobre la arena
o en la profunda soledad de la Luna.

Te amo en las crueles corrientes del mar
o en la calma de los océanos.

Te amo en lo secreto, en lo oculto...
o en el murmullo de una boca.
Te amo de a golpes, en la vida o en el morir.

Yo te amo inocente,
en lo que fuiste, en lo que eres,
en las verdades, en las mentiras...
Yo te amo imperfecto.

Te amo en los Agostos desnudos
o en los Diciembres cubiertos.
Te amo en el crecimiento incesante de las flores
o en la solitaria arena del desierto.

Yo te amo en el aire.
En los estrechos o anchos senderos.
Te amo en tus solitarios vuelos.

Yo te amo... en mi último verso.


Foto extraída de Google

Un poema para Alba

No sabía nada de ti,
aun sosteniéndote de mí.
Miraba al firmamento
mientras tú
te crecías en la noche,
te crecías en el día.

Yo veía cielos de primaveras
y en mi interior,
tú vivías los inviernos.
Llovió sobre tu lecho
las ausencias de mi ignorancia
y en esa ignorancia,
te ibas transformando
en fragmentos de mi vida.

Qué podía saber,
yo vivía en las rosas
y tú en las espinas.
Yo volaba entre nubes
y tú eras pájaro sin nido.

Y así...
tus inocentes latidos
se perdieron,
como palabras al viento
o como mensajes sin palabras.

Si pudiera haber sabido en el tiempo
hoy serías canto puro.
Hoy serías canto pleno.
Serías la primera aurora,
serías el ocaso...
Serías la primera Luna
o un corazón en la Tierra
describiendo aromas de azules cielos.

Mientras yo le hablaba
al alma de la noche,
tú te ibas perdiendo en los pasos del alba,
haciendo que tu todo... se tornara en mi nada.


Foto extraída de Google

El niño de la playa, "como agua en el desierto".

Destrozaron tu alma sobre la arena
estas absurdas guerras que comen al mundo,
donde el pan no es mas que sangre
donde los viajes sin retornos
dejan ausencias.
Donde las voces siguen cayendo
pero el desespero ordena.

Quienes no te esperaban en la otra orilla,
ahora llorarán tu vuelta.

Ya navegaste sobre el mar de la muerte,
dolorosa pena para tanta inocencia.
Sobrecogedora agonía guardaré
en este infierno de para siempre.

Maldigo aquellos que obligaron
a creer en rosas en el cielo,
sin importarles el hierro del hombre
que sólo reparte jardines de agujeros negros,
piedras de desdichas,
pozos solitarios, cuerpos en vertederos...

Y ahí está tú, boca abajo, muerto.
Inmóvil ante la vida,
cuando la vida esperaba de ti movimiento.
No existirá viento que mueva ese día
donde te obligaron a dormir sin sueño.

Ahora abundarán las flores, los llantos,
los lamentos, te cubrirán con mantas de oro,
encumbrarán sus vergüenzas
con una tumba de terciopelo.
Palabras y más palabras...
enmascaradas de críticas y golpes de pecho.
Serás, por unos días, como agua en el desierto.

Pero volverá el mañana
y tú, mi niño sin sueños, seguirás muerto,
tendido sobre la arena con tus zapatos puestos.
Caído de troncos carcomidos,
mojado por olas de amarga espuma,
anclado tu cuerpo... al tiempo.


Foto extraída de Google